En agosto del 2009 la gente ya sufría los mismo problemas que en abril del 2020. Lo que parecía real… no lo era. 😉
Como esta misma entrada, en la que nada era lo que simulaba ser. ¡Puro espíritu Cooliflowerense, todo lo contrario a los modernos “clickbait”!
Ironía, irreverencia y ecología desvergonzada en 250 palabras. Visto desde el prisma actual, aún mejora. ¡Que aproveche!”.
“Quizá debí haber mirado a los ojos, pero todos tenemos debilidades y a mí me pierde la geometría. Me enamoré a primera vista de su contorno curvilíneo perfecto. Le supliqué tocarlo. La muchacha bajó la vista y se ruborizó. No tuve que decirlo dos veces. Estábamos solos y accedió a mis pretensiones. Ella, gentilmente, se giró para ofrecérmelo. La boca se me hacía agua, mientras mis manos ansiosas comprobaban que, realmente, su piel dorada era tan suave como prietas sus carnes. “No lo aguanto más”-le dije- “¿puedo..?” y ella contestó “Está bien. Pero si lo pruebas, tendrás que pagarlo…” Y así fue como, incauto de mí, la tendera de mi barrio me cobró por un melocotón que no sabía a nada.
Geometría perfecta, color inmaculado, cero sabor. ¿Qué está ocurriendo con la fruta y la verdura, con aquellos tomates orgiásticos que explosionaban en nuestro paladar?
Mucha fruta sin madurar se guarda en frigoríficos para ser presentada con todo su esplendor externo en grandes superficies. La ingeniería transgénica y los pesticidas han transformado a los vegetales en monstruos bellísimos, pavorosamente apetecibles y terriblemente decepcionantes ¿La cultura de las relaciones personales aplicada a los vegetales?
En Cooliflower buscamos lo auténtico, que puede estar más cerca de lo que crees. Visita tiendas especializadas de plena confianza -donde es posible que nos encuentres-y sobre todo, aplicando el cuento a otras facetas de la vida, desconfía de lo externo: El verdadero sabor se halla en el interior.”